Parece que en el mundo actual se presta más atención a las opiniones o los sentimientos que a los hechos, pero los hechos no se pueden negar, y los datos son claros e irrefutables. España, así como el resto de Europa, está viviendo la peor ola de calor en décadas, debida exclusivamente al calentamiento global producido por la actividad del ser humano. Esta ola de calor, junto con un historial de gestión forestal deficiente, han creado las condiciones perfectas para que se produzcan incendios forestales, los cuales cada vez son más intensos y afectan a superficies más grandes del territorio. Además, una dotación de medios para combatirlos insuficiente significa que cada vez es más difícil controlar estos incendios, resultando en grandes pérdidas de biodiversidad y, desgraciadamente en ocasiones, pérdida de vidas humanas.
Foto: Un helicóptero trabaja en las tareas de extinción del incendio del paraje El Higuerón de Mijas (Málaga).
Fuente: elindependiente.com
Por si fuera poco, la gran mayoría de incendios son provocados directamente por la acción de las personas, ya sea por negligencias o intencionadamente. Esto demuestra una clara falta de concienciación y aprecio por parte de la población hacia el medio natural que nos rodea y de las condiciones tan frágiles y precarias en las que se encuentra. Bosques que han sido abandonados durante años presentan una densidad de árboles muy elevada y se encuentran saturados de material combustible; franjas cortafuegos que no se han mantenido en estado óptimo; pistas forestales de acceso a los montes en mal estado; una larga lista de condiciones que hacen que el problema se agrave de manera exponencial.
Foto: Una franja cortafuegos en un monte español.
Dicho esto, el día 20 de julio veíamos en las noticias como un incendio que ya había arrasado 14.000 hectáreas en la provincia de Zaragoza, había sido causado por una empresa que estaba realizando una repoblación forestal. Como profesionales del sector, en Offset Trail no logramos entender cómo una empresa se dedicaría a realizar una actividad de este tipo, en plena ola de calor, a finales de Julio, a las cuatro de la tarde e ignorando las directrices del ministerio. Lo peor de todo es que la misma empresa un mes atrás había causado otro incendio en el mismo lugar y realizando la misma actividad.
Foto: varios titulares de prensa referentes a la ola de calor e incendios de 2022.
Fuente: El País, BBC y elDiario.
Estos hechos avivaron el debate de cuáles son las mejores medidas para hacer frente al problema del cambio climático, cuestionando la repoblaciones como medida constructora de biodiversidad. A día de hoy, las repoblaciones forestales son la única medida aceptada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para realizar la absorción y compensación de emisiones de gases de efecto invernadero, pero estas reforestaciones no deberían realizarse como una actividad que meramente se realiza para beneficio económico de la empresa que las ejecuta y para lavado de cara de la empresa productora de las emisiones que se pretende absorber. Las reforestaciones deberían contemplarse como una medida que aporte prioritariamente beneficio ecológico y social. Es hora de que los montes españoles se valoren de verdad y para ello es necesario un compromiso y un cambio de actitud por parte de los agentes políticos que se encargan de regular su gestión. Plantar árboles indiscriminadamente no es una vía de acción adecuada si no se atiende a los posibles riesgos en el momento de realizar la reforestación y si después las masas forestales resultantes no se van a gestionar a largo plazo y se incurre el riesgo de perderlas en grandes incendios forestales. La gestión forestal sostenible es la única herramienta que tenemos para asegurar la preservación de los bosques y su biodiversidad, y cuánto antes empecemos a aplicarla de forma eficaz, mayor oportunidad tendremos de prevenir grandes incendios forestales y conservar así el valor ecológico de nuestros montes.
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